sábado, 21 de marzo de 2009

Seminario: Jóvenes Santos de los Últimos Días que se levantan temprano y edifican su fe


semiarioSon las 5 de la mañana, hora local. Una jovencita guatemalteca de 16 años de edad, apaga el despertador y se levanta.

Yuka Kouchi, de Osaka, en Japón, se levanta y toma sus Escrituras.

Otra joven en Oregón, se desliza para arrodillarse a orar.

Para las 6 de la mañana, esas tres adolescentes, de diferentes partes del mundo, acuden a seminario matutino al igual que otros miles de todo el mundo, en un programa de instrucción religiosa para jóvenes patrocinado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

A los quince minutos de empezar el período de clases, cada una participa en una entusiasta charla, y antes de que se den cuenta de ello, su estudio matutino en cuanto a los valores de la vida, según se encuentran en las Escrituras, ha terminado y es hora de ir a la escuela.

Esta escena se repite todas las mañanas en 150 países y territorios alrededor del mundo donde la Iglesia está establecida.

“Es una manera maravillosa de empezar el día”, dice Doug Williams, director de los servicios de comunicación del Sistema Educativo de la Iglesia.”El hablar sobre los principios del Evangelio les sirve para aplicar los valores fundamentales a sus experiencias cotidianas.Y para cuando llega la hora de terminar, ya están despiertos para sus otras clases.”

En el año 2000, aproximadamente 201,700 jóvenes y jovencitas aprovecharon este programa voluntario de estudio matutino. La mayoría eran miembros de la Iglesia, pero también asistieron muchos miles de jóvenes de otras denominaciones religiosas.Se les da la bienvenida a todos.

A. Bryan Weston, administrador de zona para la educación religiosa en el Sistema Educativo de la Iglesia, dice que el valor de participar en seminario sirve dos propósitos.

“Los alumnos aumentan su fe en su vida, en Jesucristo, en las Escrituras, en los profetas y en la organización a la que llamamos la iglesia restaurada,” afirma. ” Y llevan una maravillosa relación con amigos que profesan los mismos valores que los que ellos tienen.”

Para seminario, los jóvenes se reúnen en centros de reuniones de la Iglesia, en espacio alquilados de oficina e incluso en casas particulares.

El número total de maestros voluntarios adultos es de 36.000. Raras veces son maestros profesionales; sino que son propietarios y ejecutivos de negocios locales, amas de casa, licenciados y otras personas con antecedentes y experiencias diversas que sacrifican su tiempo y talentos.

“Esos maestros son personas comunes y corrientes que viven en el vecindario”, afirma Williams. “Desean formar parte de una gran obra; disfrutan trabajar con la nueva generación”.

Aproximadamente 134.000 jóvenes y jovencitas que viven en regiones donde predomina la población de Santos de los Últimos Días, como Utah y Idaho, asisten a clases de seminario durante el día escolar regular.Los padres y el distrito escolar de ellos autorizan “tiempo de relevo” de la instrucción escolar regular para asistir un período de clase de instrucción religiosa.

Además, en el año 2000 había casi 45.000 jóvenes Santos de los Últimos Días inscritos en los programas de estudio en el hogar, y casi 1.500 en programas adaptados a los alumnos con discapacidades o con necesidades especiales.

Los alumnos de seminario son parte de una red educativa más grande llamada Sistema Educativo de la Iglesia (SEI). Este sistema presta servicio a jovencitos y jóvenes adultos, entre los 14 y los 30 años de edad.

salondeclasesSi bien el programa de seminario ha sido diseñado para alumnos entre los 14 y los 17 años de edad, un programa separado — los institutos de religión — proporcionan instrucción religiosa al número cada vez mayor de Santos de los Últimos Días que asisten a colegios y universidades públicos. En ambos programas se extienden certificados de graduación.

Durante el año escolar 1999-2000, el número total de alumnos del SEI ascendió a casi 382.000.

Además de la instrucción y de los temas doctrinales, en las clases de seminario se incluye el canto de himnos de la Iglesia, la oración y las oportunidades de que los alumnos compartan sentimientos personales acerca de la forma en que su fe se ha fortalecido.

El plan de estudios en el programa de seminario se centra en las Escrituras: el Antiguo y el Nuevo Testamentos de la Biblia, junto con otras Escrituras de los Santos de los Últimos Días, tales como el Libro de Mormón:Otro Testamento de Jesucristo — un relato basado en Escrituras sobre el ministerio de Jesucristo a los habitantes de la antigua América.

Esos libros de Escritura son el fundamento de todo el estudio y de los temas para tratar. De acuerdo con Williams, toda la instrucción tiene como objetivo el ayudar a los jóvenes Santos de los Últimos Días a comprender el ministerio y la misión de Jesucristo.

“No obstante la importancia de la educación secular, creemos en la educación para todos los aspectos de nuestra vida”, dice Williams. “Además de la capacitación para una vocación, enseñamos a los alumnos a ser mejores ciudadanos y a mantener sus vidas equilibradas mediante los estudios espirituales”.

Desde los primeros días de la Iglesia y como parte integral de la comunidad pionera de Utah de antaño, la Iglesia siempre ha fomentado la educación secular.

Brigham Young, líder del histórico trayecto pionero mormón y segundo presidente de la Iglesia, exhortó a las mujeres a obtener una educación y a capacitarse profesionalmente, en especial en el campo de la medicina.

Asimismo, estableció la Universidad de Deseret en Salt Lake City, actualmente conocida como la Universidad de Utah; también abrió las puertas de la Academia Brigham Young en Provo, Utah, que hoy se conoce como la Universidad Brigham Young; y el Colegio Brigham Young en Logan, Utah, que funcionó hasta 1926.

No obstante, los primeros miembros de la Iglesia implantaron primeramente un sistema de educación que mantenía un equilibrio entre lo secular y lo religioso.

A partir de 1875, las “academias” de la Iglesia proporcionaban educación secundaria, incluso instrucción religiosa. En 1890, la Iglesia estableció “clases de religión” para proporcionar un programa entre semana para los niños de edad de escuela primaria.

Durante el año escolar 1912-13, con el fin de contrarrestar el alejamiento de los jóvenes Santos de los Últimos Días de las normas de la Iglesia, los líderes experimentaron con una clase de religión adyacente a la Escuela Secundaria Granite, en Salt Lake City. Su eficacia llevó a los líderes de la Iglesia a adoptarla en otras comunidades: el comienzo del programa de seminario.

Gordon B. Hinckley (1910-2008) siendo presidente de la Iglesia, recalcó la constante importancia de la educación secular y espiritual, al dirigirse a la juventud de la Iglesia en una transmisión vía satélite sin precedente en noviembre del 2000.

“Ustedes pertenecen a una iglesia que enseña la importancia de la educación”, dijo. ” Ustedes tienen el mandato del Señor de educar sus mentes, sus corazones y sus manos”.

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